Echando a andar raices

Hay muchos tipos de raices, las aereas, las que nos permiten asentarnos, las que nos echan a volar, y en eso he estado, al pendiente de todas ellas.

Tengo unas plantas que estoy reproduciendo, y reviso que produzcan raices para poderles dar un pedazo de tierra, tengo algunas semillas germinando, en la espera de que hagan crecer sus cimientos para que crezcan grandes, para que den vida y me den sus frutos, esta es una relación ganar-ganar, yo disfruto cuidandolas y viéndolas crecer, ellas hacen lo que les toca de acuerdo a lo que yo haya logrado comprenderlas…

Además dió la casualidad de que estoy cuidando unas plantas con raices aereas… son del viento, son un poco como los seres humanos, necesitamos raices, necesitamos entender quienes somos y de donde venimos para poder crecer y volar.

Y yo tengo un relajo con mis raices, no, no con la familia, esa está bien y es amada, hace mucho que limé asperezas con esas raices, me refiero a mi carrera profesional, la amo, pero… ¿hasta donde es bueno asentarse ahí? ¿cuando es momento de moverse? ¿me quiero mover?

En este camino he aprendido que no soy estática y creo que todo lo que podamos aprender nos ayuda para hacernos unos seres humanos más integros, más cultos, más enteros y completos, creo que no sé muy bien que palabra utilizar aquí… en esto viene un poco la eterna pregunta de ‘¿quien soy? ¿qué cuernos hago aquí?’

Al final creo que no es cuestión de si moverse o no, es cuestión de ¿Qué más puedo agregar a esto? ¿Qué puedo ponerle?

no lo sé de cierto, lo supongo…