La misma persona que hace 10 años me dijo que el mundo estaba mejor sin mis letras me dijo hace unas semanas que por qué no había seguido escribiendo, que le gustaba lo que yo decía (y cómo lo decía).
Me movió el tapete y no supe que responder… ¿Ahora si le gustaba? ¿No que mis textos eran horribles?
No dejé de escribir por esta persona obvio, sino porque sentí que lo único que tenía para decir eran quejas y berrinche, sin propuesta, sin nada más allá. ¿Y entonces de qué sirve?
¿Vomitar palabras sólo por deporte? ¿A ver quien escribe más? ¿Para llenar el ego?
Y está bien, escribir desde la queja y el berrinche, habrá quien sea magistral en eso, quizás yo podría haber tenido una carrera basada en eso, sin embargo, según yo, la quejadera es lo fácil, la crítica propósitiva es lo bueno, es lo interesante; y luego resulta que no tengo propuesta sólo la queja. Entonces, mejor me quedo callada.
La queja es mala si se queda ahí, pero callar la queja puede ser contraproducente, es desgastante y puede generar una idea erronea de la realidad. Quejarse con propósito puede llevar a generar ideas que contribuyan a mejorar la sociedad. No se trata de no quejarse, se trata de no sólo quejarse o de hacerlo por el placer de inflar el ego diciendo que tu vida es más miserable que la de los demás (algo que personalmente nunca he entendido).
Cambiando un poco de tema, ESCRIBE!!! No importa si vas a hacer una carrera de eso o no, no importa si alguien opina que es basura o no, escribe lo que quieras y porque quieras. No lo digo yo, lo dicen todos los escritores que directa o indirectamente me han dado algún consejo alguna vez.