Soñé…

Soñé que había invasión zombie… bueno, semi-zombie porque eran humanos vivos y no pensaban, sólo atacaban ¡Cómo en las redes sociales! igualitos; entonces iba yo caminando y le decía a una amiga: ¡Vámonos! y me decía que no, porque había dejado el vino para la fiesta de cumpleaños que estaba organizando -yo pensaba, esta no se da cuenta de que todo se está yendo al carajo-.

Entonces agarraba a su chilpa (de mi amiga) y me iba a buscar al macho alfa, mi amiga -indignadísima- se regresaba a buscar su chupe; seguí caminando -me hubiera venido bien saber manejar en el sueño- y ví a través de los ventanales de una tienda al macho alfa, entré a buscarlo, pero ya no estaba, salí y ví a un primo y a su ex en los asientos de atrás de un coche, me subí en el asiento del copiloto y les pregunté que pa’ donde iban y me dice mi primo: fulano nos va a llevar, total que veo al fulano venir y les digo: ¡Pero es zombie! y ellos me decían: noo, está bien, no te preocupes.

Total, en vista del poco éxito obtenido, me bajé y seguí caminando… mi única preocupación era reunirme con la manada, por lo pronto ya traía al chilpa de mi amiga…

3 semanas

Por fín después de 3 semanas siento que estoy volviendo al mundo de los vivos, las semanas pasadas estuve un poco en el limbo entre adolorida y con mucha bruma mental… sigo adolorida, pero ya no tanto como en días pasados.

Había pensado en venir a contar como vivía el dolor en esas semanas, como estaba tratando de sortear la bruma mental y hacer bien mi trabajo además de entregar tareas con el mínimo indispensable de calidad para no atrasarme demasiado. Y pues si, siento que voy atrasada, pero también es cierto que me exijo demasiado (o eso dice el humano con el que vivo).

Por otro lado, tampoco vine a contar detalles de esas cosas porque

  1. Hubiera divagado sabrosísimo, ustedes no tienen idea de como se puede poner un cerebro cuando trae bruma mental, ahora en casa los apagadores de los focos se llaman “antiluz” gracias a un episodio de esos.
  2. No quiero verme quejica, de ahí que siempre que alguien me pregunta que cómo estoy respondo que “bien”, me cuesta mucho trabajo quejarme, por un lado, no quiero preocupar al otro humano con el que vivo, por otro lado no quiero agobiar a los demás.
  3. No tengo ganas de enfrentarme a los: nada más lo haces para llamar la atención, estás exagerando, todos nos sentimos cansados de vez en cuando, todo te lo estás inventando, échale ganas, etc. Muchas de estas frases vienen con buena onda, otras vienen del desconocimiento (y a veces del desinterés de aprender), pero sigue pesando que se minimice lo que siento.

Y pues sí, podrían decir: ¿Y qué te importa? es tu página y tu escribes lo que quieres. Y si, tienen razón, pero no quiero enfrentarme a eso… (de ahí que me esté haciendo güey para ir con el doctor otra vez).

Y bueno, pos de eso se trata este asunto, porfitas si tengo pendientes con usté querido lector (cualquiera de ustedes tres), avíseme, seguro se me barrió en la bruma mental.

Actualización 12:04 am
Nel, hablé demasiado pronto, me duelen un montón las manos… aparentemente el cerebro funciona bonito U_U

Apatía electoral

Ando en la apatía…

El otro día ví una charla entre dos personas en redes sociales deschongándose por los candidatos presidenciales y me sentí tan ajena al asunto que ni me metí. Lo cierto es que ningún candidato me representa y todos son la misma historia (iba a escribir basura, pero no lo hice, porque pues, mmmh… autocensura). Ninguno va a cambiar al país porque lo único que cambia es el nombre del monito, el resto del aparato gubernamental es el mismo, lamentablemente, sólo se cambian la camiseta y la aspiración es la misma: el poder y el dinero.

Y creo firmemente que el cambio debe venir desde abajo, desde el pueblo que nuestros niños sepan que la corrupción es malísima y que ellos no deben hacerlo, primero que nadie de mordidas a los polis, que respetemos al vecino, y la vida, que pensemos a futuro no sólo a 6 años; es un cambio muy lejano aún, así que ni tiene caso meterme en discusiones bizantinas por un candidato o por otro.

Tonces si llegas y me dices que el chido es fulanito, pues que padre que para tí lo sea, y si me quieres convencer de que sutanito es el bueno, pues… que padre que te guste a tí, no es para mi, no confío en nadie de ese equipo (y no me refiero a los partidos políticos).

Lo mismo pasa con las marcas, veo gente deschongándose porque a unos no les gustó tal o cual película y a otros sí, o porque mac es chido y no windows y pues… ¿pelearme por una marca?

Ultimamente aplico el: ¿La marca (o el candidato pa’l caso) se pelearía por mi?
Si la respuesta es no, no me peleo ¿Por qué pelearía por alguien o algo que no lo haría por mi?. Usualmente la respuesta es no.

—– Actualización del martes 10 de abril de 2018 ——

¿Y luego cómo quieren que uno crea en la democracia y el aparato gubernamental? A uno de los aspirantes a la candidatura le dieron su registro nada más porque ‘no se había dado cuenta de que las firmas eran falsas’, cabe mencionar que otro de los candidatos independientes también tenía firmas falsas en su haber… (ustedes saben quienes son los monitos de los que hablo).

¿Entonces? Si el monito fuera realmente honorable diría: no sabía, pero tomo responsabilidad por mi equipo, me retiro y me postulo en 6 años. ¡Ah, mis sueños guajiros!

La normalización de la violencia

Un conocido desapareció hace poco más de un mes, no somos amigos cercanos, compartimos grupo en facebook, a veces opiniones y a veces no; la mayor parte de las veces aprendo de él (me niego a usar el tiempo pasado).

Hace unas semanas le contaba a alguien, que había desaparecido Julio y además agregué: es un muchacho bueno, estudioso, deportista, que no anda en merequetengues, etc. Como si el hecho de que no fuera todo lo anterior justificara que lo hubieran arrancado de su familia.

Pero es que es lo habitual, lo primero que te dice todo mundo, comienzan por descalificar a la persona para asegurar su propio status quo, porque en la medida que nos digan que estas cosas nos están pasando a personas normales “como tú y como yo” acercamos el peligro y lo hacemos tangible, lo sentimos más cerca.

No quiero justificar a la persona que es Julio, no quiero tener que decir qué tan bueno es. Quiero que nos duelan todas las pérdidas que suceden cada día aunque ella trajera falda corta, aunque él trajera coche ostentoso, aquel estuviera en una plaza esperando a sus amigos y otro -quien sea- fuera por una calle oscura y sola.

No deberíamos correr peligro, y el gobierno y los medios no deberían de re-victimizar a la víctima diciendo que le sucedió porque “andaba en malos pasos”.

Calladita, más bonita

La misma persona que hace 10 años me dijo que el mundo estaba mejor sin mis letras me dijo hace unas semanas que por qué no había seguido escribiendo, que le gustaba lo que yo decía (y cómo lo decía).

Me movió el tapete y no supe que responder… ¿Ahora si le gustaba? ¿No que mis textos eran horribles?

No dejé de escribir por esta persona obvio, sino porque sentí que lo único que tenía para decir eran quejas y berrinche, sin propuesta, sin nada más allá. ¿Y entonces de qué sirve?

¿Vomitar palabras sólo por deporte? ¿A ver quien escribe más? ¿Para llenar el ego?

Y está bien, escribir desde la queja y el berrinche, habrá quien sea magistral en eso, quizás yo podría haber tenido una carrera basada en eso, sin embargo, según yo, la quejadera es lo fácil, la crítica propósitiva es lo bueno, es lo interesante; y luego resulta que no tengo propuesta sólo la queja. Entonces, mejor me quedo callada.

Nada más por el papelito

Estoy estudiando una segunda licenciatura, Nutrición; resulta que me empezó a interesar como interactúan los nutrientes con el organismo y la gran cantidad de posturas dispares alrededor de los temas relacionados con la alimentación y la nutrición.

En el camino me dí cuenta de que pasaba muchas horas leyendo, pero me hacía falta estudiar las base teóricas, puesto que me perdía mucho… (y ahora me doy cuenta de que me perdía más de lo que creía). Entonces decidí entrar a estudiar la licenciatura, había estado jugando con la idea, pero la decisión final fue meramente impulsiva, me dí cuenta a unas horas del cierre de la convocatoria.

Le dedico muchas horas a la semana y casi no tengo tiempo para nada más, aunque si necesito, puedo hacerlo, sin embargo trato de aprender lo más que puedo y parece que voy bien.

Mi enfoque es aprender lo más que pueda y disfrutar el proceso, por eso me parece extraño que haya compañeros que sólo vayan por el título, toman el máximo de materias permitido para terminar rápido, pero ¿y de qué te sirve? ¿Para qué? ¿Sólo por el papel?

Para mi es mejor aprender algo, aprenderlo bien, que hacer las cosas a las carreras, pero cada quién…

de la docencia y el docente

Hace rato estaba pensando en todo ese asunto de los docentes… en mi área (diseño gráfico) pronto dejé de verlos como seres con todas las respuestas para que pasaran a ser una suerte de ensayo de clientes, algunos difíciles, otros no tanto.

Sin embargo, ahora que he vuelto a la escuela (¿Quién cuernos me manda iniciar una segunda carrera?) me doy cuenta de que es la humanidad la que se interpone entre el conocimiento y el alumno. Si, la humanidad del docente. Me explico:

El docente es un ser humano (hasta aquí bien, ¿no?) que tiene apegos y aversiones, que se levanta de malas y con flojera, a veces hasta puede andar de buenas, vamos, como tú y como yo… pero también como tú y como yo, a veces le da por odiar a alguien por su apariencia, porque adorar a otro porque le recuerda a alguien, etc. ¿voy bien?

Entonces es cuando se hace presente el filtro del humano: uff!! juancho me cae mal por ese cortecito de pelo, ugh! clase de historia de la calabaza… con lo que me chocan las calabazas.

Los conocimientos que adquirimos pasan a través del filtro del profesor, aun mejor, las calificaciones que recibimos pasan por la percepción que tiene el profesor de nosotros y entonces se interpone la humanidad del docente.

Sin embargo es la humanidad lo que hace a la docencia valiosa, entonces ¿hasta donde se vale la humanidad en la docencia? ¿Cuál si? ¿Cuál no?

Sería de gran ayuda para los profesores comenzar a reconocer cuando una opinión les está entorpeciendo su trabajo para entonces librarse de las opiniones tóxicas y que no ayudan al desarrollo grupal del alumnado, pero para eso se requiere de mucho trabajo de introspección, terapia y (diría el monje) zazen

Sospiro…

El arbolito

Quienes me conocen de hace tiempo saben cuanto me quejaba de que mi jardín era oscuro y sólo podía poner plantas de sombra…

¿Conocen el dicho: “Ten cuidado con lo que deseas pues se puede cumplir”?
Aplica perfectamente en este caso. Les cuento:

Resulta que la vecina tumbó el árbol que está frente a la suya porque (¿Qué más podría ser?) quería meter el coche de su hija que viene de vez en cuándo a visitarla (no, la señora no tiene coche propio) y además los árboles sólo echan basura.

Si todavía no nos cabe en la cabeza que “tu y yo somos uno mismo uoooo uo” más vale que lo vayamos reflexionando… mi casa se volvió mucho más cálida, hemos tenido que mantener el ventilador encendido TODA la temporada de calor, con una temperatura menos fuerte que otros años y mi jardín es una zona de desastre, no hay planta que haya sobrevivido, ni siquiera mi hermoso alcatráz… poco a poco ví como todas mis plantas fueron muriendo.

Es triste como no nos damos cuenta de lo mucho que nos sirven las plantas y de lo mucho que le debemos a los árboles.

Si el mundo se queda sin plantas la humanidad se extingue…
Si el mundo se queda sin humanos la vida animal y las plantas florecerán…

¿No te dice mucho de lo que somos?

Y esto es sólo un pequeño ejemplo de lo que ha venido sucediendo por mi barrio. Me da mucha tristeza ver como poco a poco se ven menos jardines, menos plantas en las casas, menos árboles…

Y esto es en una escala pequeña, lo que yo veo todos los días, lo que vivo… en una escala mayor el desastre debe ser monumental (y no digo cifras, porque no tengo a la mano estadísticas y este no es un artículo, sólo es una reflexión) e irreversible, somos tan egocéntricos que preferimos meter nuestro coche imaginario a resguardo a salvar y tratar de mantener una vida que nos va a retribuir con mucho más que sólo “basura” en el piso 🙁

Si soy medio amargosa

Siempre he sido amargosa, me molestan los grupos grandes de gente, sobre todo si es gente desconocida, seguramente voy a hacer todo lo posible por no estar… y si voy, seguro me pongo neurótica días después o me encierre en mi cuarto lejos de la humanidad.

Es lo normal para mi… necesito mi silencio y mi calma

Este silencio se ve interrumpido de manera constante por las redes sociales y es curioso porque estoy entrando en una étapa de nihilismo con respecto a ellas, hasta hace poco si la gente decía algo incorrecto, yo mandaba links que probaban lo contrario o comentaba el error, de manera amable, nunca me ha interesado crear polémica.

Sin embargo ahora estoy en modo “mevalemadre”

Empezó porque algunas personas se ofendían por la corrección, quizás son mis pocas habilidades sociales y está bien, quizá se sintieron en evidencia; otras veces claramente eran fanáticas de sus opiniones y no querían cambiarlas, está bien.

Hoy acabo de leer una nota que resulta ser bastante sensata y personas con estudios estaban diciéndo sandeces… empecé a escribir… borré, escribí más sutil… volví a borrar… la gente no quiere cambiar de opinión ¿para qué me desgasto? lo dejé por la paz.

El asunto es que las redes sociales están empezando a ser molestas para mi, demasiado ruido, demasiados egos, demasiados “yo”

Silencio.

de Cronicidades…

pero no de cronos bueno si, de cierta forma…

Hay algo que me molesta un montón y que he estado viendo cada vez más en las redes sociales. Es el asunto de culpabilizar al enfermo por sus padecimientos, que si el cáncer es por enojos y rencores guardados, que si te enfermas de gripe es porque no dijiste algo, que si es de la panza es porque nosequé…

El enfermo crónico ya se siente culpable, porque no puede cuidar a su familia, algunos no pueden trabajar, otros necesitan apoyo para las situaciones más básicas, ya se siente mal por no cumplir con sus propios sueños.

Y luego para agregarle eso, está el síndrome del impostor que también les da a muchos enfermos crónicos, en los que, luego después de escuchar tanto que todo está en su cabeza, empiezan a creérsela y empiezan a sentir que no son merecedores de los cuidados que necesitan y eso hunde aún más a una persona en estas condiciones.

Culpar al enfermo por su enfermedad no sólo me parece inhumano, me parece cruel, me parece gandalla, entiendo que quien lo hace no ha estado nunca en esas condiciones y de ahí la falta de empatía, no sabe, no puede imaginar lo que es estar enfermo más de una semana y está bien, qué bueno que tenga salud. Lo que está mal, es culpar al otro por sus enfermedades, porque ya suficiente lo ha hecho la persona y los cuidadores (muchas veces) y los médicos y enfermeras que lo atienden, créeme, no vas a llegar con nada novedoso, mejor haz la diferencia.

Si estás ante un enfermo crónico, por favor, no le digas que es por su culpa, que es por lo que se ha guardado y por lo que no ha dicho, si no sabes qué decir, mejor cómprale un helado de su sabor favorito, enciende Netflix y pongan la película más tonta que se les ocurra; dile que no sabes por lo que está pasando, pero que lo quieres, eso es honesto.

Leí hoy en la mañana un tuit culpando a los enfermos por sus enfermedades y lo decía con tal seguridad, suficiencia y superioridad que me dieron ganas de perder la elegancia y soltarle un par de palabrotas de las que me sé… obviamente no hubiera ganado nada, porque como dije, el tipo estaba muy seguro de lo que decía. Por otro lado me agradecí estar rodeada de gente hermosa a la que quiero y puedo ayudar y que me dan manada cuando la necesito… ese monito fue un retuit de alguien, ojalá ninguno de los que estén a su alrededor sea enfermo crónico.